Con la llegada del fin de este curso de formación en el que me he acercado más al mundo eTwinning puedo afirmar que algunas de mis expectativas se han cubierto, aunque como habréis intuido si habéis leído mis otras entradas, aún me falta mucho por aprender.
Aunque creo que ya estoy en disposición de llevar nuestro proyecto un pasito más adelante. Sé que cuento con el apoyo y las ganas de muchos compañeros del claustro. Sé que la intención que tenemos es de convertir el proyecto en un Erasmus + y estoy convencida de que si no es el curso siguiente, al otro lo haremos realidad. La teoría siempre es idílica. Tenemos las ideas, tenemos las ganas, contamos con el apoyo del equipo directivo, pero la realidad siempre es otra, supongo que muchos estaréis de acuerdo conmigo en que el fomento del trabajo cooperativo entre distintos centros escolares europeos en la vertiente teórica es ideal, pero a la hora de llevarlo a la práctica significa muchas más horas de trabajo no reconocido, dificultades para coordinarte con el profesorado en horario laboral, dificultades para trabajar con el alumnado en horario lectivo, además de toda la burocracia que implica solicitar un proyecto de intercambio. Muchas veces impedimentos que hacen que los buenos proyectos se acaben desinflando antes de empezar. Espero que eso no suceda con este proyecto y acabe siendo un éxito.
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